26.4.07

Papeles sueltos

Hay dos formas de ser uno.
Uno, dos.
Contémonos cuentos al ir a dormir.
Cuentos al ir al doctor.
No los cuento.
Uno, dos.

Trazo fino          vida mía.

Confesiones de un niño de 30:
                           - Que nadie viene ya tan tamprano.
                           - Que los ojos están pegados.
                           - Que las piernas crecen
                           - y que los pies echan raíces.
                           - Que el básquetbol fue olvidado.
- Que alguien desea despertar y nunca más salir a la calle. Pero que sus ojos están pegados.

Transcribo lo que leo. Pienso. Sumo, resto, multiplico. Tengo pico de gallo.
           Ésa es, vida mía, mi vida.

A veces
quisiera ser un terminator
de metal.

1 comentario:

Paloma dijo...

Me encantó esta poesía. Suscribo a las confesiones, como si fuera una niña de 30... Sobre todo a la de querer despertar y no salir nunca más a la calle. Además, mis ojos se pegan todos los días (por los lentes de contacto y para evitar ver ciertas cosas...)