29.5.07

Guía para el día de mi muerte

No arméis escándalo, que no es tan grave morir si se comprueba que uno ha vivido antes.
Quedaos en un manso azoramiento, pensativos. Derramad alguna lágrima, de ser necesario, pero tratad de que sea en discreta soledad.
No prolonguéis los pésames siquiera al día siguiente, que una muerte dura lo que dura el día. Que la noche alisa el suelo pisado en el día y lo prepara para ser pisado el día siguiente. Que ya habrá otros que mueran ese otro día.

Guía de frases útiles para el día de mi muerte:

"¡Qué bello ha sido siempre! ¡Qué gracia! ¡Qué hombría de bien!"

"Alegre era su charla, profundo su pensar."

"Hemos perdido a un alma sensible que nos prestó siempre sus oídos permeables y su voz, cargada de experiencia."



Últimos arreglos:

    No dejar que el agua siga subiendo.
Este viento seco se nos mete en la boca y nos deja los dientes abrasados de polvo y soledad.
    Entre los perros más eficaces del mundo estamos nosotros. No ladramos y nuestros huesos nos sostienen con cariño. Sabemos amar pero también sabemos que amar no nos salvará del fin.
    El agua sigue subiendo y nosotros ya miramos al techo en busca de aire y de sol.
    Hay que sacar los muebles a la calle, con una sonrisa. Todos aprenderemos a flotar.

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